viernes, 19 de agosto de 2011

A Dios rogando y con el mazo dando

Sebastián Pérez el pasado 17 de agosto
No se puede tener por amos a dos señores. Quizás eso habría que recodárselo al nuevo presidente de la Diputación de Granada, Sebastián Pérez, quien el pasado 17 de agosto, intentó ser más protagonista que Federico García Lorca, en el acto que cada año, la institución provincial organiza en el lugar en el que el poeta y miles de personas fueron asesinadas durante la Guerra Civil y años después.

Se da la circunstancia, macabra al fin y al cabo, que algunos de los asesinos que por Alfacar andaban 'depurando' a la sociedad granadina, vestían la camisa azul de Falange, formación de corte fascista, fundada por José Antonio Primo de Rivera, y con una responsabilidad importante en la inestabilidad de los gobiernos de la II República.
Granada cuenta en pleno centro de la ciudad, con un monumento erigido en memoria de Primo, financiado por suscripción popular en los años 70, ideado por el padre del actual presidente de la Diputación, máximo responsable del 'Movimiento' en nuestra ciudad. Dicho monumento ha sido defendido hasta la saciedad por  Pérez, justificando su mantenimiento, en pleno incumplimiento de la Ley por la Recuperación de la Memoria Histórica, atendiendo a no sé qué criterios artísticos o de belleza. Incluso se ha apelado al prestigio del artista que lo llevó a cabo.
Y aquí hay algo que no me cuadra, el señor Pérez cuándo es sincero, al dejar un ramo de flores en el monolito que recuerda al poeta García Lorca, asesinado entre otros por la Falange, o cuando defiende de manera apasionada el monumento al fundador de la Falange, asesinos entre otros de Lorca.
En esta cuerda floja, señor Pérez, no se puede estar en misa y repicando, salvo que el cinismo llegue a extremos insultantes.




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